A medida que transcurren los días, y con el aumento de casos en Argentina, se conocen más detalles acerca del dengue, la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti que existe desde hace años pero que encrudeció su propagación en los últimos meses.
Se sabe, por ejemplo, que el mosquito transmisor reduce su actividad durante el invierno pero eso no significa que desaparezca con el frío. Si se encuentran dentro de una casa se benefician con la temperatura de su interior. Los huevos sobreviven a las bajas temperaturas. Esto significa que las medidas de prevención deben mantenerse durante todo el año.
Qué secuelas deja el dengue
La Organización Mundial de la Salud (OMS) detalla que la letalidad es muy baja pero estima también que 1 de 20 personas van a desarrollar dengue grave. Por supuesto que las secuelas que pueden dejar tienen que ver con el estado general de las personas.
El médico pediatra, Ángel Muratore, le explicó a El Liberal que pueden aparecer secuelas neurológicas, digestivas (sobre todo hepáticas), respiratorias y cardíacas que pueden persistir luego de la infección.
"Las formas graves o que dejan secuelas, suelen ser producto de infecciones por nuevas picaduras, lo que magnífica la prevención de sufrir una afección. El dengue puede causar hepatitis y/o insuficiencia hepática", detalló el especialista.
Dengue: por qué debemos estar atentos cuando la fiebre baja
La fiebre alta es la principal alerta del dengue, que generalmente viene acompañada de dolores de cuerpo. También es posible que el paciente tenga náuseas, vomitos y cansancio. En casos más graves (dengue hemorrágico) puede haber sangrado por nariz y encías.
Por otro lado, la fiebre puede durar entre dos y siete días. Y hay que estar alerta a los síntomas que aparezcan en las 48 horas posteriores al descenso de la temperatura. No tener fiebre no es sinónimo de haber superado la enfermedad
En ese corto período, de descenso de temperatura corporal, se desarrolla el dengue hemorrágico, que tiene síntomás más severos como: dolor abdominal intenso, vómitos constantes, sangrado de encías o nariz, sangre en la orina, las heces o el vómito, sangrado debajo de la piel (que podría tener el aspecto de un moretón), dificultad para respirar o respiración rápida, piel fría o húmeda, fatiga, irritabilidad o desasosiego.
Por otro lado, Muratore enfatizó que también pueden darse cuadros de encefalitis o meningitis si el virus llega al cerebro. También se dieron casos de mielitis por compromiso de la médula espinal.
"La acumulación de líquido alrededor del pulmón (derrame pleural) o la inflamación del músculo cardíaco (miocarditis) también pueden presentarse como complicaciones con síntomas tales como falta de aire, palidez, extremidades frías y dolor de pecho", advirtió.